La oscuridad reina en este mundo sin luz, gobernado por los iluminados, quienes tienen la dura tarea de contagiar con su luz a estos seres en penumbras, que muchas veces se niegan y ponen barreras inconscientes, para evitar a toda costa salir de la ignorancia. ¡Pero que sacrificada es la tarea del iluminador! Que se interna en este bosque de oscuridad y sombras eternas, siguiendo sólo una vocación infinita, con la esperanza de que algún día estos lúgubres seres brillen con luz propia…. Y que ingratos pueden llegar a ser estos seres, tal ves por causa de la propia enseñanza de este mundo, donde sólo importan puntajes, números y no cómo se obtienen, donde se inculca la importancia de una suma de notas a lo largo de cuatro años, y se dejan de lado y casi olvidados los valores, o simplemente estos seres los tienen ya tan deformados que aún después de faltar por completo a la honestidad continúan sus vidas como si nada hubiese pasado, sin importarles el dolor que le causan a los iluminadores… a los maestros.
¿Dónde quedan los valores? ¿Las sombras han consumido por completo a estos seres? Ya no logran sentir, pueden ver el sufrimiento de quienes se esmeran por ayudarlos a forjar un futuro sin siquiera inmutarse, tienen notas infladas, quizás cuantas a partir del mismo procedimiento, no tienen conciencias, y a pesar de los esfuerzos de los iluminadores, no consiguen salir de las sombras, pues están sumidos en la oscuridad del espíritu, se han convertido a ellos mismos en nada más que números, y esclavizado así a la sociedad. Pero no todos son así, aun quedan algunos seres de sombras que esperan con ansias lograr brillar, no sólo en mente, se resisten a caer en las garras del mal, de la vida vacía, tal ves llena de éxitos pero no reales.
Por esa razón existen esas luces, que brillan como pequeños soles en la vida del alumno, el “sin luz”, esos maestros, no sólo de materias, sino maestros de la vida, quienes sin importar decepciones o sufrimientos siguen siempre presentes, con una voluntad y entrega inquebrantables, no pierden las esperanzas, pues son fieles a su misión, y eso es lo rescatable, es a ellos a quienes admiro.
Dentro de este mundo de luces y sombras, que es el colegio, el que he criticado a veces, que puede no ser perfecto, conocí a las luces que han iluminado mi mente y espíritu, a mis maestros de vida, de quienes estaré siempre profundamente agradecida puesto que me han hecho brillar por mi misma. A todos ellos les regalo un aplauso.