Al viejo Naranjo, "amigo de los amigos, bailarín de metipunga, poeta popular y cantor. Defensor del folcklore, malabarista, ladrón, pero jamás maricón" ~
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Las calles se han quedado grises, la gente ya no se mira a las caras y ver una sonrisa es casi un milagro. El frío está por todos lados. Aún cuando sobre mi cabeza hay un sol radiante que quema mi piel, hace frío de emociones y hambre de sonrisas.
Los pajaritos se han mudado para siempre porque no encontraron corazones en los que anidar, todos colgaban letreros en sus puertas que decían " cerrado por falta de uso", los colores hicieron causa común, tomaron sus maletas, las llenaron de alegría y emprendieron el viaje sin retorno. Así las calles se quedaron grises.
De pronto en un momento de júbilo, destellando estaba la última de las sonrisas, no había alcanzado a tomar el bus que la llevaría fuera de la ciudad, pero como no conocía la tristeza, en su naturaleza de sonrisa, no le importó verse sola en un mundo gris, y siendo fiel a su optimismo natural, desempacó la alegría que llevaba, tomó una brocha y comenzó a pintar con ella las grises murallas. La ciudad se vio llena de los colores del amor, comenzaron a nacer nuevas sonrisas en las caras de la gente, que tan pronto podían caminar, se unían al trabajo de pintar la ciudad. Así la gente dejó de deambular mirando al suelo, levantó la vista como nunca antes y descubrió que a su lado habían también otros, los corazones quitaron sus letreros y así regresaron los pajaritos a llenar todo con su canto, el frío no volvio, las calles dejaron de ser grises y la ciudad pudo al fin despertar a la vida.~
